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Aeropuerto de Domodedovo-Moscú. 20:00 h. Pasajeros en zona de tránsito. Pero no vamos a pedir asilo político en ningún país.

Bueno, poco a poco vamos asimilando el nuevo papel en la película de nuestra vida. Papás de dos peques maravillosos que en los pocos, breves pero intensos momentos que hemos compartido nos han llenado de gozo. No hacemos más que recordar anécdotas, gestos, palabras … La despedida de ayer fue dura para ellos, no querían regresar al grupo a pesar de las palabras cariñosas de sus educadoras. Para nosotros no tanto porque sabemos que dentro de poco más de una semana regresaremos por última vez para irnos los cuatro a Candás.

Guardamos una gratitud inmensa a Tatiana, nuestra representante en Smolensk, y a Ludzmila, la jueza. A la primera por su intuición sobre posibles cambios que podrían producirse en la legislación rusa y a la segunda por su receptividad fijando la fecha del juicio y reduciendo el número de días para la espera. Nunca se lo podremos pagar como se merecen. También estamos muy contentos con Olga, nuestra traductora, que siempre nos apoyó con una actitud colaboradora y comprensiva. Lo cierto es que creemos haber descifrado un poco el alma rusa, su carácter que ellos mismos reconocen. Ante el extraño se muestran reservados, cautos y hasta recelosos. Pero, una vez te ganas su confianza y respeto, son personas incondicionales.

Agradecemos a todas y todos los que a través del correo y el blog nos habéis seguido y animado. No se vayan todavía, aún habrá más.

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